Terapia familiar sistémica
Cuando surgen problemas en el seno de la familia, éstos pueden afectar a la estabilidad y a las relaciones. Por eso, conviene acudir cuando:
- Existen conflictos crónicos entre padres e hijos o entre hermanos
- Se producen acontecimientos inesperados (enfermedad, separación, muerte, desempleo,..) que afectan al funcionamiento familiar
- Hay dificultades en la crianza o en la relación con hijos adolescentes
- Existen trastornos psicosomáticos en alguno de los miembros
- Existe cualquier dificultad relacionada con la adaptación al cambio a lo largo del ciclo vital de la familia
- Es necesario superar experiencias traumáticas en el seno de la familia
Desde la Terapia Sistémica se trabaja en:
- Restablecer el equilibrio familiar
- Desarrollar recursos que permitan afrontar crisis internas o externas
- Reforzar a la familia en sus capacidades
- Conseguir una comunicación sana, libre coaliciones dañinas entre las miembros
- Promover la expresión emocional
- Cuando existen problemas de comunicación, peleas y discusiones demasiado frecuentes o intensas
- Cuando hay una dependencia emocional
- Cuando hay desacuerdos importantes en la la educación de los hijos o diferentes grados de implicación en la misma
- Cuando hay problemas relacionados con las familias políticas de la pareja
- Cuando hay dificultades derivadas de la infertilidad
- Cuando las dificultades se derivan de la fase del ciclo vital: nacimiento de los hijos, conciliación laboral, salida de los hijos del hogar, padres ancianos
- Cuando existen enfermedades graves o crónicas
Se puede llevar a cabo con el mismo enfoque, aún en el caso de que la pareja o la familia no quiera o pueda acudir
Pueden haber muchas razones para solicitar una terapia individual:
- Fallecimientos significativos y duelos no resueltos
- Necesidad de independizarse emocionalmente de la familia de origen
- Soledad por la distancia y separación, duelos migratorios
- Cualquier tema que no quiera tratarse junto con la familia o la pareja
- Experiencias traumáticas en el pasado
- Separaciones o divorcios mal resueltos
- Dificultades en la toma de decisiones
- Malestar, miedo, ansiedad, sensación de que algo no va bien, aunque la persona no sepa explicar el porqué
Las dificultades de los niños y adolescentes se tratarán solicitando la asistencia de la familia, aunque en ocasiones se realicen sesiones individuales, en especial si se trata de adolescentes
Algunas de las razones para solicitar una consulta pueden ser:
- Problemas de conducta como rabietas constantes, agresividad,
- Cambios de comportamiento en el caso de separación de los padres o fallecimiento de alguno de ellos
- Dificultades en el entorno escolar
- Conflictos continuos e intensos con los padres
- Timidez excesiva, miedos, fobias
- Dificultades en las relaciones sociales
- Desinterés por actividades que antes le motivaban
- Insomnio
- Problemas físicos o dolores cuando se han descartado las causas médicas
- Tics, obsesiones, manías
A la hora de valorar las necesidades de las familias adoptivas, es necesario tener en cuenta que la adopción, en sí misma, no es ningún problema, ni supone una patología, ni es un trastorno. El problema generalmente radica en el abandono previo y en las experiencias de desprotección que el menor has sufrido. Por ello, aunque las funciones de crianza son las mismas que en el caso de un hijo biológico, los padres adoptantes se enfrentan al reto de construir vínculos afectivos con un menor cuya vinculación previa ha sido, en la mayor parte de los casos, disfuncional. En el caso de adopciones internacionales se pueden dar además cambios en la cultura, la raza o el idioma. Los padres adoptantes se encuentran además en una posición complicada, al intentar volcar todo su cariño en el hijo y ponerle límites por otro.
- En el periodo previo a la adopción: la aceptación, en muchos casos, de la infertilidad, tras un proceso doloroso y largo; los temores relacionados con la herencia genética, la familia de origen del niño; las dificultades que puede traer consigo, fruto de su experiencia pasada; el inicio de un proceso frecuentemente largo, en el que toda la vida de la familia va a ser invadida por la administración; la angustia en la espera para el resultado de idoneidad
- En la llegada del menor a la nueva familia: ocurre con frecuencia que el menor intenta agradar y no se muestra como es, para pasar luego a desafiar a los padres y saber si el amor que recibe es incondicional, si le van a querer igual. Puede ser un periodo doloroso, pero necesario y es en este momento cuando la familia ha de echar mano de los recursos que le ayuden a superar la situación: comunicación, límites, afecto, flexibilidad y apoyos externos si es necesario
- En el periodo tras la adaptación familiar: aunque haya resultado exitosa, se pueden presentar problemas en la integración escolar, crisis de identidad al llegar a la adolescencia,…